lunes, 30 de noviembre de 2009

uma

Cuando llega el verano veo como tambien llega el invierno.
Y las tardes de calor y de chicas con ropas cortas, las tardes de aires en el pelo y cerveza,
las tardes de brea, de sol, de hamburgesas calientes, de amor de miradas, son tambien esas
tardes de viento, de pieles marcadas, de frio emocional, de desolación, de sombra bajo paraisos de
la calle, del barrio bajo.
Una especie de amor enfermo hacia el tiempo, hacia los dias blancos en mi cabeza, y gigantes nubes
que espero ansioso que rompan a llover.
Las lágrimas de los dioses aburridos y solitarios que putean las letras que hablan sobre el fin de los
tiempos.
Esa especie de amor enfermo hacia las cosas mas lindas del universo.
Y la gente anda por las calles a risotadas y algunos otros gritan y otros miran.
Y tambien estan los despeinados y tambien estan los desnutridos y tambien estan los vagos y los amigos de los perros y las chicas
de la naturaleza.
Y las más lindas llevan grandes ojos y la piel negra.
La hermosa piel que no es del sol ni de la sombra.
La piel escamada que renace en el desierto.
La piel dibujada con la tinta de los poetas.
Y la piel limpia. Con el aire en el pelo.
Bajo el nogal. Bajo la lluvia. Bajo la vida.
Y es el verano y el invierno y las ojas secas y los insectos.
La locura o la soledad o esa especie de amor enfermo hacia las cosas sencillas del universo.