viernes, 20 de febrero de 2009

Una mata de pelos acaracolados.

Joshua Gone Barbados.
Venga. El cielo fino, blanco, de filo.
Cae esa lluvia que tanto le gusta al esquimal.
Un tipo tranquilo el esquimal.
Fuma algo barato con esos ojos chinos con su cara dura y su manera
extranjera de ser.
Al final me cae bien el esquimal.
Lo estimo un poco.
Se ha reido de algo que he dicho y sido raro porque los esquimales no rien facilmente.
Afuera la mañana se ha convertido en lo mejor del día.
El esquimal se pasea por el cubículo de hormigón y carga muchos papeles y
balbucea cosas que se zapallan en su profunda barba.
A mi no me gusta el hormigón.
La barba de Joshua, cubre toda su cara y pareceria que en ella viven pichones de pajarillos hambrientos.
Una mata de pelos acaracolados.
Hemos pasado algun tiempo juntos, lo he invitado a un almuerzo en el mediorato en el que suelo ocuparme
con algun emparedado.
Uno de esos dias se aparecio y se sento a mi lado en la mesa de madera del jardín.
Lo primero que hizo fue señalar la Hedera Helix trepadora que se alimenta del viejo árbol de no se qué y dijo con su
voz catarra:
- Wu-uuna, Pooooison Ivy, ohh..jaja.
Enseguida entendi que estaba hablando de la Hiedra y haciendo referencia a Batman.
Enseguida comprendi que le gustaban los superheores.
Menudo tipo el esquimal.

Enseguida me hice la idea de hielos gigantes rompiendose, destellantes choques crujientes, blancos...y ahi mismo
Joshua con su barba y sus guantes gigantes leyendo Batman.
y si me lo sigo pensando, mi esquimal amigo, en la planicie del fin del globo (donde vuelan las ballenas), ahi mismo, con sus guantes gigantes
y su mirada karateka, va escuchando los primeros discos psychobilly de The Cramps.

Asi son los buenos amigos.
Los jodidos buenos amigos.

Le he preguntado sobre las mujeres.
Me ha mirado serio.
Luego ha reido nuevamente.

Me pregunto si tendrá amigas esquimales.
Me pregunto si podre tirarme alguna chica esquimal.
La piel blanca.
La piel de nieve, húmeda, orgásmica. Blanca.

Hemos pasado el almuerzo y ha vuelto a su despacho cerrado. Lo he visto darle al remoto de su aire acondicionado.

A mi no me gusta el aire acondicionado.
Te condiciona.
Te artificia el esqueleto.

He prendido un sahumerio, cerrado la puerta, y dedicado los siguientes buenos minutos de la tarde a mirar
el cielo fino, blanco, de filo.